jueves, octubre 13, 2011


Llevo dándole vueltas a la misma idea desde hace tiempo. No siento que sea yo la que escribe este blog, algo me impide liberar con tranquilidad mis pensamientos. No sé si es porque tengo que escribir en un ordenador, o si simplemente es cosa de falta de motivación. Siento que pierdo el tiempo, que me repito, que no me gusta lo que escribo. Me gustaría quizás poder hablar más de mí, de cómo soy, de lo que me gusta y disgusta, pero por otro lado siento que sería ahondar demasiado en Sara.

También es posible que sólo sea cuestión de tiempo, que de nuevo tenga ganas de escribir y de contar cosas. A lo mejor todo se reduce a que llevo un tiempo anclada emocionalmente en una serie de cosas que no me permiten avanzar. 

O que me he dado cuenta de que no quiero expresar lo que siento porque no quiero que lo lean.

Tampoco sé si esto es una despedida, o un punto y a parte. Supongo que un punto y a parte, puede incluso que seguido, un pequeño respiro o una reflexión. Es como pensar en voz alta, que a veces hace falta para darse cuenta de ciertas cosas.



sábado, octubre 01, 2011

Lentamente se va acercando... de fondo, un violín rompe el silencio. La bala viaja a cámara lenta, acercándose más y más a mí. Puedo ver la estela que va dejando a su paso, puedo verla rasgar el aire en dos mitades. Se acerca. La siento. Siento cómo atraviesa mis tejidos, primero la piel, los músculos, roza un par de costillas, pero sigue, imparable. Y llega a su destino, clavándose como mil cuchillos, rompiendo en mil pedazos mi corazón. Corazón que estalla, como si hubiese estado congelado, creando millones de pequeñas astillas que huyen en todas direcciones. Siento la sangre correr, tiñe mi barriga blanca de un rojo intenso. Las lágrimas bajan en torrentes por mis mejillas, saltando luego al vacío. El violín se ha convertido en una orquesta de violoncelos, que lastimeros estallan en mis oídos. Mi vida fluye hacia el suelo, manchándolo todo. Siento vacío.