viernes, febrero 05, 2010


A veces mi alma se escapa y queda sólo mi cuerpo. Mi casa deja de ser mi casa, mi rostro se vuelve un extraño ante el espejo y todos mis pensamientos, buenos y malos, se desvanecen. Es como empezar a vivir de nuevo, como volver a ver el mundo con otros ojos. El árbol de la colina no es el de siempre, puedo buscar nuevas sensaciones, nuevas caras en las de mis amigos. Puedo incluso sentir más que lo que sentiría normalmente, porque todo se ve etéreo, como en un sueño, pero a la vez claro y brillante. Como cuando despiertas de un sueño profundo y tardas en reconocer tu cuarto... sí, es esa la sensación. Un desamparo que sin embargo me parece agradable, que me permite conocerme de nuevo y volver a conocer a los demás.

Sin embargo a veces desearía no despertar de ese insomnio, que mi alma siguiera alejada de mi cuerpo para poder seguir sintiendo lo mismo una y otra vez. Esa sensación de que todo es diferente.

Me cuesta mucho describirlo, es como despojarte de ti mismo, como quitarte las cargas, emocionales y materiales, quedando sólo el cuerpo. Lo tangible, lo que me permite sentir, sin más. Es como volver a ser libre...

Porque a fin de cuentas, vivimos encerrados en jaulas con las puertas abiertas.

1 comentarios:

Gobo dijo...

Entiendo lo que dices nunca me ha pasado algo asi pero si que me he despertado de un sueño desorientado sin saber donde estaba o pensando que algo que habia soñado era real.

Tiene que ser una experiencia extraña y a la vez enriquecedora poder mirar cosas rutinarias con los ojos que se ven la primera vez y con esos ojos descubrir cosas que antes no te habias dado cuenta

Jeje casi parece una experiencia trascendental...

Me gusta mucho tu ultimo parrafo una frase para pensar....